Este blog se plantea como un proyecto cooperativo, elaborado por profesores, alumnos, padres y por todo aquel de la comunidad educativa que tenga algo interesante que aportar.
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sábado, 10 de diciembre de 2011

HACE MUCHO QUE NO ESCRIBO

Hola a tod@s:
Hace mucho tiempo que no escribo nada, pero es que estoy bastante liada.
De todos modos hoy he sacado un huequecillo para hablaros de otro blog que acabo de encontrar.
Se llama http://maestrosde.blogspot.com/2010/09/proyecto-tirolina.html, y en él podréis encontrar evaluaciones,  ejercicios de refuerzo, ampliaciones, y un montón de recursos para padres y profes de distintas editoriales.
Espero, como siempre que os sea útil.
Un saludo a todos

miércoles, 16 de febrero de 2011

la didáctica de la lecto-escritura desde una perspectiva tradicional



              Es posible que no tengamos libertad total,  a la hora de escoger un método u otro para la enseñanza-aprendizaje de la lecto-escritura. Sin embargo, que en el Centro se sigua una metodología u otra, no tiene que limitarnos en el desarrollo de nuestro trabajo en el aula.
           
          Puesto que en los métodos tradicionales se parte del código, que deben de aprender; lo primero que debemos trabajar es la interiorización de las letras, en cuanto a su grafía y a su sonido.
           
       En este tipo de métodos, se enseñan las letras en minúscula; apareciendo primero las vocales y luego las consonantes.  En este punto, podemos hacer la primera modificación: cuando empecemos a ver las letras, les enseñaremos sus grafías más comunes – manuscrita y cursiva- tanto en minúsculas como en mayúsculas. Así se habituarán a diferentes tipos de letra al mismo tiempo. Además, aunque en un principio se enseñen las vocales, podemos incluirlas en palabras que sean significativas para ellos, dentro de un contexto real. De forma que en vez de ver letras aisladas, puedan ver las letras de forma global, formando palabras. Sin destacar de ninguna manera la letra trabajada, algo que estaría en contra del sincretismo infantil.
            
           Cuando presentamos una letra, lo podemos hacer de una forma lúdica, con un cuento, una adivinanza, una retahíla,… Podemos jugar a las onomatopeyas, por ejemplo, para trabajar la discriminación auditiva.
            
        En el momento de empezar a trazar la letra, debemos hacer ejercicios de liberalización del trazado: primero en el aire, a mano alzada, para que cojan la direccionalidad; luego en el agua, que ofrece mayor resistencia; posteriormente podemos salir al jardín y en arenero jugar a hacer las letras aprendidas.
           
       Para irles limitando poco a poco el espacio, podemos hacer un mural de papel continuo en clase, donde escriban las letras que vayan aprendiendo.
           
        Podemos plantear una actividad de diccionario, en la que cada niño tiene que traer palabras que empiecen con la letra trabajada. Pueden estar escritas por ellos mismos, o recortadas de periódicos, de folletos, etc.  Cuando las lleven a clase, buscaremos juntos su significado en el diccionario.
            
    Cuando hayamos trabajado suficientemente el trazado en grandes espacios, lo limitaremos cada vez más.  Harán en folios las letras aprendidas, en mayúsculas (que son más sencillas) y sin ninguna pauta. Le podemos dar un modelo y que el niño intente hacerlo igual.
            
         Posteriormente trabajarán en pauta Montessori y luego, para terminar, lo harán en cuadrícula.
           
         Una vez que los niños tienen interiorizado el trazado (a lo que cada uno llegará en un momento determinado), deben seguir entrenándolo. Aquí deberemos crear situaciones reales y funcionales. Por ejemplo, para entrenar las vocales podemos hacer ejercicios de sonidos con situaciones conocidas para ellos. Como por ejemplo “la vaca hace muuuuuuuuu”, “cuando la puerta se abre hace iiiiiiiiiiiiiiiiiii”, etc
            Si trabajamos por fichas, podemos hacer las que el centro establece, pero también podremos elaborar las nuestras propias, que partan de los intereses y motivaciones de los niños. Que sean personalizadas y adaptadas a las necesidades de cada niño.    
            
         No existe un momento determinado para comenzar con la lecto-escritura. Lo que sí es fundamental es que independientemente del método seguido, el niño debe estar rodeado de mensajes escritos que perciba tanto visual como acústicamente. Debemos dejar al niño que se exprese y comunique, que se equivoque y rectifique, y que aprenda de sí mismo, de sus errores y de los de los demás.


viernes, 4 de febrero de 2011

las TIC´s en educación

    La utilización de nuevos recursos didácticos requieren nuevas formas de ejercer la docencia, es decir nuevas metodologías que enriquezcan la acción docente. Los nuevos recursos no deberían usarse sólo para hacer lo que se hacía anteriormente sin ellos en las aulas.



la lectura


              En las coronas que empiezan a brillar a las salidas de los coles cuando nos acercamos al mes de mayo, debería poner YA SE JUNTAR LAS LETRAS!!!. Si leer es comprender, desde luego dudo mucho que ningún niño, hasta por lo menos segundo de primaria, sepa realmente leer.
               
                No nos estresemos. Lo que debemos hacer es entender que igual que un niño adquiere el lenguaje de manera progresiva -fundamentalmente por inmersión en el medio y por una necesidad real-; además, de que los papás dotan de intencionalidad comunicativa a la gran mayoría de sonidos que emiten los niños, a los que cuales infieren además de un significado y relacionan directamente con el objeto que muestran en la mano. En la escritura pasa lo contrario.
                               
                Si queremos que nuestro alumno comience a leer al tiempo que hablar, podríamos ponernos de acuerdo con el Estado o, por lo menos, con las Autoridades Educativas, y etiquetar España. De esta manera cuando le decimos “casa”, el niño vería el cartel de “casa” y podría establecer relaciones directas entre el significado y significante.

                Dejando a un lado las bromas, debemos tener en cuenta de que existen dos prerrequisitos básicos para la adquisición de cualquier aprendizaje: La motivación y la maduración.
                
             Así, los niños aprenderán a leer, cuando sientan la necesidad de la lectura para satisfacer sus necesidades. Y sus necesidades se encuentran en su entorno, en el patio, en el aula, en sus juguetes. Probablemente quieran saber los nombres de sus compañeros, de los objetos del patio, de juego, de la clase,…Y que aprendan, dependerá en gran medida, de los procedimientos utilizados, de la cantidad y calidad de las tareas que le propongamos, en definitiva de la motivación. Podremos motivarles leyéndoles, haciendo animaciones, jugando con las palabras, con las imágenes, poniendo los nombres de los rincones, de los objetos de la clase, de los meses, de los días de la semana, favoreciendo el diálogo, acompañando, al principio, el vocabulario con dibujos que reflejen la realidad lo mejor posible
                
            Además hay que tener presente que a un niño le podemos empezar a enseñar a leer, escribir, nadar,… cuando su desarrollo (capacidades sensoriomotrices) le posibilite hacerlo: aproximadamente con 2 años. Y esto dependerá del su desarrollo psico-biológico, herencia, entorno,..

                Los niños de Educación Infantil deben leer de manera global, viendo y comprendiendo palabras, frases y órdenes. No necesitan silabear, deletrear, descifrar ni oralizar todas las palabras del idioma- . Dejemos de lado de una vez los métodos sintéticos, que no son apropiados para estas edades. Seamos conscientes de que la frase es el elemento fundamental en el aprendizaje de la lengua y que expresamos las ideas y nos comunicamos con frases, no con sílabas ni con palabras sueltas. Tengamos en cuenta los estudios de Emile Javal en relación a las FIJACIONES. Desde mi punto de vista, el silabeo, “favorece” un mayor número de fijaciones, haciendo que encontremos más dificultades en la lectura y menos fluida sea ésta.

                Debemos transmitir a nuestros alumnos que a leer se aprende leyendo  y, que si no existe comprensión, no existe lectura. En este sentido, como maestros debemos facilitarles todo tipo de experiencias que les permitan interpretar, contrastar, relacionar,..en definitiva que puedan realizar continuas inferencias, ya que el proceso de formular y verificar hipótesis es la esencia de la comprensión.

                Por último, cuando vayamos a elegir un método de enseñanza de la lectura, es fundamental que no nos lancemos a la piscina sin más, y tengamos en cuenta en primer lugar, el nivel de razonamiento simbólico del que gozan nuestros alumnos y en segundo lugar, si continúan o no siendo sincréticos. En este sentido, una pista fundamental nos la dará la edad; es muy probable que un niño de 8 años, reúna los requisitos madurativos suficientes para emplear metodología sintética, por ejemplo.

                Desde cualquier planteamiento metodológico- ya sea tradicional o constructivista- lo ideal en educación infantil, es trabajar con métodos mixtos de base analítica, ya que se ajustan a qué es leer y al momento evolutivo del niño.

        Desde una perspectiva constructivista, trabajaremos en el aula de forma hipotético-deductiva, fomentando que los niños analicen, comparen y sinteticen de forma más o menos simultánea desde el principio. Aprenden, pues a hacer inferencias y a ser capaces de anticiparse, a descubrir lo que va a venir a continuación. Así, se consigue algo fundamental  para el futuro del alumno: el gusto y afición por la lectura; una actitud positiva hacia el mensaje escrito que es capaz de interpretar y, al mismo tiempo, emitirlo personalmente.
                
           Si desarrollamos nuestra labor desde un planteamiento tradicional, trabajaremos la misma metodología pero de forma inductiva.






para padres



                A lo largo del día se presentan multitud de ocasiones que podemos utilizar para fomentar el aprendizaje lectoescritor.
                Debemos ser conscientes que tanto a leer como a escribir, se aprender leyendo y escribiendo.  Si cuando los niños son bebés se les facilita la adquisición del lenguaje oral, sin corregirles si lo hacen mal, estimulándoles y mostrándoles constantemente los objetos con las palabras, en la adquisición de la lectoescritura deberíamos hacer lo mismo.
                Así debemos buscar situaciones de lectura y escritura que sean variadas, cualquier momento es bueno para ello. Si es durante el día podemos aprovechar la salida al súper para hacer la lista con ellos, o buscar productos; podemos hacer juntos un itinerario de una salida hasta el buzón, marcando el nombre de las calles; o escribir invitaciones para su fiesta de cumpleaños. Si es por la noche, podemos crear con ellos un momento mágico y de complicidad antes de dormir, y aprovechar la lectura de un cuento o una narración para desterrar a los monstruos del armario o a las brujas de debajo de la cama.
                Es importante que los niños vean la utilidad de la comunicación, ya sea oral o escrita, y para eso debemos ofrecerles múltiples y variadas oportunidades que sean reales y funcionales para ellos. Podemos explicarles, que escribimos no sólo para comunicar, sino también para no olvidar. O que leemos para saber lo que ocurre a nuestro alrededor. Siempre debemos iniciar al niño en la lectoescritura de forma lúdica, sin presiones ni castigos.

                Cuando les leamos es aconsejable que leamos distintos tipos de libros  y que hagamos distintas voces y entonaciones, y que hagamos correctamente las pautas. Debemos tener en cuenta que aprenden por imitación y esto les beneficiará enormemente. Y del mismo modo cuando vayan a escribir debemos ofrecerles diferentes útiles como soportes, de manera que sean ellos quienes elijan y tengan criterio sobre lo que más les gusta.

martes, 1 de febrero de 2011

la escritura en educación infantil


     ESCRITURA y GRAFOMOTRICIDAD son cosas distintas. Mientras que en la primera es imprescindible que exista una INTENCIÓN de comunicar algo, la segunda consiste sólo en el trazado correcto de una grafía determinada.
                
          Las metodologías tradicionales van de la grafomotricidadà a la escritura, una vez que el niño sabe todas las letras, se emplea el código. Mientras que los planteamientos constructivistas van de la escritura como intencionalidad comunicativaà a la grafomotricidad.

         Debemos ser conscientes de que para que el niño pueda trazar las letras, necesita haber alcanzado un cierto grado de desarrollo intelectual y del lenguaje, así como una maduración mental que le permita ver que está trazando símbolos. Además, tiene que reunir una serie de factores físicos y fisiológicos que tienen que ver con cualquier aspecto que tenga que ver con el trazado: vista, oído, fuerza, tono,.. Y están relacionados con la maduración y/o con las dificultades físicas. Es lógico que, a la hora de aprender a hacer las grafías correctamente, como maestros debamos tratar de facilitarles las cosas y esto dependerá en gran medida del tipo de letra que empleemos, de la metodología que utilicemos y de la forma en que le motivemos. Nuestro Credo debería ser que el niño vea las cosas como algo útil y funcional.





            El niño tendrá interés por la escritura cuando sienta la necesidad de la misma para satisfacer sus necesidades. Y éstas se encuentran en su entorno, es decir, en su familia, en el patio, en el aula. Por ejemplo, cuando el niño –egocéntrico- quiera dejar plasmado en un dibujo su nombre, será un buen momento para ver cómo se escribe el de él y el del resto de los compañeros.
          El maestro debe tener en cuenta que el nivel de desarrollo madurativo del niño avanza desde un razonamiento icónico a uno simbólico. De esta manera, a la hora de programar en el aula actividades de escritura debe tener presente que el niño, en sus primeros años en educación infantil, no es capaz de distinguir entre dibujo y escritura. Al principio, manifiesta su intencionalidad comunicativa con una imagen, que engloba todo lo que él quiere transmitir.

         A medida que su pensamiento va evolucionando, el niño va siendo consciente de la existencia de textos escritos, que además quieren comunicar algo. Será fundamental, en este sentido que le leamos –para que puedan, poco a poco, establecer relaciones entre fonemas y grafemas- y que generemos situaciones y actividades que despierten en el niño la necesidad de escribir: que hagan notas para comunicar algo a sus padres, que escriban la lista de los compañeros para celebrar una fiesta de cumple, que hagan la lista de la compra,.. Se trata de favorecer la comprensión del aspecto simbólico de la escritura.

        Teniendo en cuenta todo lo expuesto en relación al desarrollo evolutivo y el planteamiento de Chomsky, el maestro deberá en los primeros del niño trabajar empleando fundamentalmente una ruta ortográfica en el fomento de la escritura. De este modo, cuando el pensamiento del niño es sincrético, verá la frase de manera global. Recordemos que la frase –verbal o escrita- es el elemento fundamental en el aprendizaje de la lengua y que expresamos las ideas y nos comunicamos con frases, no con sílabas ni con palabras sueltas.

     No obstante, dado que nuestra escritura es alfabética necesitamos también de la ruta fonológica, que nos permitirá hacer una conversión fonema-grafema. Pero como maestros debemos fomentar el paso a un razonamiento analítico, mostrándoles las partes de un todo global. Mostrándoles que las palabras tienen letras y que existen diferentes combinaciones de las mismas para hacer multitud de palabras.

martes, 25 de enero de 2011

reflexiona